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Diez leprosos son limpiados

11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12 Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo:

—¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

14 Cuando él los vio, les dijo:

—Id, mostraos a los sacerdotes.

Y aconteció que, mientras iban, quedaron limpios.

15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies dándole gracias. Éste era samaritano. 17 Jesús le preguntó:

—¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?

19 Y le dijo:

—Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

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Eliseo y Naamán

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre que gozaba de gran prestigio delante de su señor, quien lo tenía en alta estima, pues por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era éste un hombre valeroso en extremo, pero leproso.

De Siria habían salido bandas armadas que se llevaron cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual se quedó al servicio de la mujer de Naamán.

Ésta dijo a su señora:

—Si rogara mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.

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Luego que el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos y dijo: «¿Acaso soy yo Dios, que da vida y la quita, para que éste me envíe a un hombre a que lo sane de su lepra? Considerad ahora y ved cómo busca ocasión contra mí.»

Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: «¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel.»

Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. 10 Entonces Eliseo le envió un mensajero a decirle: «Ve y lávate siete veces en el Jordán; tu carne se restaurará y serás limpio.»

11 Naamán se fue enojado diciendo: «Yo que pensaba: “De seguro saldrá enseguida, y puesto en pie invocará el nombre de Jehová, su Dios, alzará su mano, tocará la parte enferma y sanará la lepra.” 12 Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavo en ellos, ¿no quedaré limpio también?»

Y muy enojado se fue de allí. 13 Pero sus criados se le acercaron y le dijeron:

—Padre mío, si el profeta te mandara hacer algo difícil, ¿no lo harías? ¿Cuánto más si sólo te ha dicho: “Lávate y serás limpio”?

14 Descendió entonces Naamán y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios, y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio. 15 Luego volvió con todos sus acompañantes adonde estaba el hombre de Dios, se presentó delante de él y le dijo:

—Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas un presente de tu siervo.

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Carta de Jeremías a los cautivos

29 Éstas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron deportados, a los sacerdotes y profetas, y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia

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«Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed del fruto de ellos. Casaos y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas. Multiplicaos allá, y no disminuyáis. Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová, porque en su paz tendréis vosotros paz.

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Dios cuida a su pueblo

¡Aleluya!

111 Alabaré a Jehová con todo el corazón
en la compañía y congregación de los rectos.
Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
Ha hecho memorables sus maravillas;
clemente y misericordioso es Jehová.
Ha dado alimento a los que lo temen;
para siempre se acordará de su pacto.
El poder de sus obras manifestó a su pueblo
dándole la heredad de las naciones.
Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos,
afirmados eternamente y para siempre,
hechos en verdad y rectitud.
Redención ha enviado a su pueblo;
para siempre ha ordenado su pacto.
¡Santo y temible es su nombre!

10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre!

Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. 10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.

11 Palabra fiel es ésta:

Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12 si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
13 si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

Un obrero aprobado

14 Recuérdales esto, exhortándolos delante del Señor a que no discutan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

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